miércoles, 3 de noviembre de 2010

No anteponer nada a Cristo

Nos exige la renuncia más completa. Si nos reservamos quedamos atascadas y es entonces cuando nuestra alma es incapaz de contemplar a Dios.
La clave es negarse ¿Pero que es negarse?
Es desatar los lazos que nos atan a esta vida terrestre y pasajera.
Es liberarse de los impedimentos para poseer y usar los bienes que son mucho más preciosos que el oro y la plata.
Es transportar el corazón humano a la vida del cielo de tal manera que se pueda decir: Nuestra patria está en el cielo.
Es empezar a ser semejante a Cristo, que por nosotros se hizo pobre, él, que era rico. Debemos asemejarnos a Él si queremos vivir según el Evangelio.
San Basilio
Este es el camino, aquí esta la prueba, aquí está el renunciar ya no solo a los bienes materiales de los cuales nos podemos "enamorar" con facilidad, sino renunciar a uno mismo, porque es en esta exigencia del camino lo que nos hace ir hasta el fondo, tocar el fondo de aquello que muchas veces queremos esconder y que son nuestras miserias, esas que nos avergüenzan pero que no se pueden convertir en obstáculos que nos alejen de Nuestro Señor porque hasta de esas miserias Él se enamoró.
Tocar ese fondo nos llevará con perseverancia, coherencia y Fidelidad a ser totalmente de Jesús.

1 comentario:

edith stein dijo...

Me encanta la oración que has puesto!