domingo, 4 de julio de 2010

En tu voluntad está mi alegría.

Llevamos ya unos domingos en que el Señor nos invita a reflexionar sobre nuestro seguimiento a Cristo. Hoy, en el Evangelio nos propone que profundicemos en nuestra MISIÓN… Nuestra pregunta constante para cada momento del día tiene que ser un “Qué quieres de mí, Señor, aquí y ahora?”

Él quiere que nuestro día a día sea un Anuncio constante de su Palabra. Una misión que se inicie en la oración! Que nuestro obrar y nuestra voluntad sea transparencia de la suya! Y que esta misión acompañe y sea fuente de nuestra ALEGRÍA!
El trayecto en la misión es costoso y arriesgado, sí… pero Cristo nos invita a compartirlo, yendo “de dos en dos”. Y puedo asegurar que, en compañía, las cuestas se hacen más llevaderas!
Leí una vez que “la alegría es relacional, crece en compañía y busca la compañía!” Añado entonces algo evidente: si uno goza, si goza verdaderamente, siente la necesidad de compartir su alegría con las personas a quienes ama! ¿Cómo no vamos a compartir entonces este Regalo tan grande que Dios nos ha concedido? Además, si es con el Señor… ya no hay cuesta “insuperable”! Con Él, todo se puede!
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Añado algo más de la cita final...
Dios “escribe” en su corazón nuestro nombre, para custodiarnos en su alegría, o protegerla Él mismo. Nuestra identidad está ya afirmada y se halla en lugar seguro: “escondida con Cristo en Dios” (Col 3,3) . Nos ha escrito sobre la palma de sus manos, con la tinta indeleble de su amor para siempre.
¡Somos afortunados de formar parte de la constelación de Dios!

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Id anunciando el Evangelio en una alegría continua.

2 comentarios:

edith stein dijo...

Constelación Nazaret!!!!

Leticia dijo...

Más afortunada aún de formar parte de esa constelación!