sábado, 28 de agosto de 2010
miércoles, 25 de agosto de 2010
El secreto de la vocación está en la oración

El Papa nos enseña que el recogimiento nos ayuda a tratar a Dios:
"Hace poco me habéis preguntado: ¿cómo se puede reconocer la llamada de Dios? Y bien, el secreto de la vocación está en la capacidad y en la alegría de distinguir, escuchar y seguir su voz. Pero para hacer esto, es necesario acostumbrar nuestro corazón a reconocer al Señor, a sentirle como una Persona que está cerca de mí y me ama. Como dije esta mañana, es importante aprender a vivir momentos de silencio interior en el día a día para ser capaces de escuchar la voz del Señor. Estad seguros de que si uno aprende a escuchar esta voz y a seguirla con generosidad, no tiene miedo de nada, sabe y siente que Dios está con él, con ella, que es Amigo, Padre y Hermano. Dicho en una palabra: el secreto de la vocación está en la relación con Dios, en la oración que crece precisamente en el silencio interior, en la capacidad de escuchar que Dios está cerca. Y esto es verdad tanto antes de la decisión, en el momento, es decir, de decidir y de partir, como después, si se quiere ser fieles y perseverar en el camino. San Pedro Celestino fue ante todo esto: un hombre de escucha, de silencio interior, un hombre de oración, un hombre de Dios. Queridos jóvenes: encontrad siempre un espacio en vuestras jornadas para Dios, ¡para escucharle y hablarle!
Y aquí, quisiera deciros una segunda cosa: la verdadera oración no es de hecho extraña a la realidad. Si rezar os alienara, os quitase de vuestra vida real, estad en guardia: ¡no sería verdadera oración! Al contrario, el dialogo con Dios es garantía de verdad, de verdad consigo mismo y con los demás, y por tanto de libertad. Estar con Dios, escuchar su Palabra, en el Evangelio, en la liturgia de la Iglesia, defiende de las fascinaciones del orgullo y de la presunción, de las modas y de los conformismos, y da la fuerza de ser verdaderamente libres, incluso de ciertas tentaciones enmascaradas de cosas buenas. Me habéis preguntado: ¿cómo podemos estar en el mundo sin ser del mundo? Os respondo: precisamente gracias a la oración, al contacto personal con Dios. No se trata de multiplicar las palabras - ya lo decía Jesús -, sino de estar en la presencia de Dios, haciendo propias, en la mente y en el corazón, las frases del "Padre Nuestro", que abraza todos los problemas de nuestra vida, o también adorando la Eucaristía, meditando el Evangelio en nuestra habitación, o participando con recogimiento en la liturgia. Todo esto no separa de la vida, sino que ayuda a ser verdaderamente uno mismo en todo ambiente, fieles a la voz de Dios que habla a la conciencia, libres de los condicionamientos del momento. (...) Quien le sigue no tiene miedo ni siquiera de renunciar a sí mismo, a su propia idea, porque "quien tiene a Dios, nada le falta", como decía santa Teresa de Ávila."
miércoles, 18 de agosto de 2010
Les Voeux et la Formation Permanente
Con el humor y la sencillez que la caracterizan, M. Cecilia nos recordó que los votos “nos hacen libres” y nos lo dan todo. Es desde esta perspectiva que miramos la renuncia como la consecuencia de haber escogido seguir a Cristo, no la causa. La pobreza, la castidad y la obediencia evangélicas nos transforman en reflejo de Cristo para el mundo. La vida consagrada es “memoria Iesus”, es decir, una plena conformación, total y exclusiva a Cristo por la llamada del Padre para parecernos al Hijo. Nuestra misión reside en los tres votos y es indisociable de la consagración. Teniendo en nuestras manos este gran tesoro sólo podemos decir como Charles Péguy:” Hay una sola tristeza y es la de no ser santos”.
Después de la comida compartida desde el gozo y la alegría retomamos la segunda parte de la Formación: la importancia de la Formación Permanente.
De nuevo a la cabeza, M. Cecilia empieza con la rutina de pensamiento 3,2,1 puente. Se nos presenta la formación como el paso de un molusco a un vertebrado. El paso de la cerrazón a la apertura.
Formarse significa respirar (silenciosamente, constantemente, espontáneamente…); dura toda la vida y el día en que creamos que no tenemos ya necesidad de ella es que habremos muerto. Nuestro objetivo no es la perfección sino como dice San Pablo “ …hasta que Cristo se forme en vosotros”.
Aunque no será idéntica para todas porque es bien verdad que “cada uno recibe según el recipiente”. La formación nos permite conocer cuál es nuestro propio recipiente.
El mejor maestro para formarnos es la vida, es la mejor asimilación y digestión para pasar de la nocional a lo vivencial. El mejor método: el dialogo constante entre Dios y uno mismo, la actitud positiva, la vida comunitaria, la gratitud, la liturgia, el trabajo bien hecho…
Agradecidas de haber recibido tanto de M. Cecilia y M. Huertas durante dos semanas, el grupo de formación ofreció un pequeño espectáculo coronado por la alegría y el gozo de nuestro guardián Monsieur Samuel por haber obtenido el diploma “BAC” su hija, residente del Foyer “La Source”
Gracias Señor, por tantas GRACIAS.
martes, 17 de agosto de 2010
Sigue tu camino

miércoles, 11 de agosto de 2010
Camino de Santiago: canta y camina!
