DIEZ PÉTALOS PARA EL CORPUS CHRISTI
Por Javier Leoz
1.- LA EUCARISTÍA.En ella el Señor se quedó. Fue la última aparición. No la contaron los apóstoles pero, a buen seguro, que vivieron con ella la presencia real y conmovedora de Jesucristo.
2.- EL AMOR. Si Dios ofrece a Jesús, con todo su Cuerpo y su Sangre, es para que también nosotros aprendamos aquello de “amor con amor se paga”. El Corpus nos llama e incita a la solidaridad, a la caridad.
3.- EL TESTIMONIO. Quién participa en un banquete suculento no se queda indiferente. Lo recuerda y lo pregona. En el día del Corpus, el Manjar Eucarístico, lo llevamos allá donde normalmente se desenvuelve la vida de las personas. Hay dar razón y muestras de que, Jesús, está vivo.
4.- LA PAZ. La que nos dejó Jesús. La que viene como consecuencia del perdón, de la comprensión y de la humildad. La paz de Cristo, en el día del Corpus, es aquella que se conquista ofreciendo lo mejor de nosotros mismos. La parte más bonita o aquella que más nos cuesta ofrecer.
5.- LA COMUNIÓN. La buena armonía que existió entre el Padre y el Hijo, se manifiesta especialmente en el sacramento eucarístico. Y, cuando nosotros lo comulgamos, nos comprometemos también a ser signo de reconciliación, de apertura, de amor. El amor de Dios, busca nuestra unión.
6.- LA ALEGRÍA. El buen amigo, Jesús, busca a sus amigos. Y los busca porque pretende su salvación, una salida digna y gozosa a su vida. El Corpus nos invita a la fiesta, a sentirnos acompañados y peregrinos con Jesús de Nazaret
7.- LA CUSTODIA. No podemos abarcar todo el Misterio Sacramental. Y, al Señor, lo colocamos en custodia de metal. Pero, no lo olvidemos, el Señor quiere caminar con nosotros; quiere exponerse con nosotros; con nuestras palabras y obras podemos ser las mejores custodias con las que llevar al Señor al mundo.
8.- LA ALABANZA. Alabamos al Señor porque, sólo El, es digno de ser adorado. Porque, aunque sabemos que nuestras alabanzas no le enriquecen, disfruta con nuestras expresiones de cariño. Con nuestras muestras de religiosidad popular.
9.- EL CAMINO. Nuestra vida es una peregrinación. En el día del Corpus, con el Señor por delante, ponemos nuestros ojos en la eternidad. Anunciamos su muerte, proclamamos su resurrección hasta que El vuelva.
10.- LA ORACIÓN. El día del Corpus nos invita a la oración, al silencio, a la contemplación. Tenemos que amar al que mucho nos ama. El AMOR DE LOS AMORES camina lentamente por nuestras calles y plazas y, lo hace, porque quiere recuperarnos para Dios
domingo, 6 de junio de 2010
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1 comentario:
Una de las cosas que más me impresiona de las procesiones de Corpus es que Nuestro Señor sale a recorrer "descaradamente" nuestras calles... Estoy convencida que eso es lo que más le entusiasma... ¿Por qué a veces tratamos de disimular nuestra fe? Que Él nos haga valientes testimonios de su presencia y compañía!!!
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