Era fiel a esa presencia angélica que le abría el corazón y la inteligencia espiritual de una multitud de personas a este maravilloso regalo de Dios. Regalo que llega a nuestra vida para que sepamos con certeza que su presencia es ayuda, es encuentro, confianza.
El Padre Pío tenía gran confianza en su ángel de la guarda, lo consideraba muy eficaz frente a las tribulaciones que le asaltaban. Ya el Evangelio de hoy, nos dice volvamos a ser como niños, volvamos a confiar plenamente en ese ángel que por miles de razones hemos dejado de lado y confiemos en él, confiemos en su eficacia en los momentos de dificultad y con esa gran eficacia lleve nuestras oraciones al Padre.

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