miércoles, 30 de septiembre de 2009

Oración del buen humor

Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario
para mantenerla.
Dame, Señor, un alma santa
que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro,
para que no se asuste ante el pecado,
sino que encuentre el modo
de poner las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca
el aburrimiento, las murmuraciones,
los suspiros y los lamentos
y no permitas que sufra excesivamente
por ese ser tan dominante
que se llama: YO.
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia
de comprender las bromas,
para que conozca en la vida
un poco de alegría
y pueda comunicársela a los demás.
Así sea.

Autor: Santo Tomás Moro, Mártir franciscano y Canciller de Inglaterra

lunes, 28 de septiembre de 2009

Dios promete y no abandona ;-)

"es el momento en que Jacob está en camino, pobre y solo; en el momento en que se tumba en la nuda tierra del desierto, para descansar despues del largo viaje; es en el momento en que se encuentra en la dolorosa situación de tener que viajar solo, e un país estranjero, salvaje y desierto; es en el momento en que se encuentra en esta triste condición que Dios los llena de gracias y de favores incomparables...en este momento le aparece una magnífica visión en que, después de haberle mostrado los ángeles ocupados a acudir a los hombres, Dios le promete de protegerlo durante todo su viaje" Charles de Foucauld

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El Señor nos acompaña ;-)

¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, él crea los confines de la tierra: no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable.
El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor.
Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen.
Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan.

Is 40,27-31

Para aquellos que están en camino...

lunes, 21 de septiembre de 2009

En el fondo del corazón sentía una gran paz ;-)

Santa Teresita de Lisieux deseaba con toda su alma entrar en el Carmelo, pero era demasiado pequeña, tenía 15 años, y no la dejaban...era una "niña"..no creían que una muchacha pudiera tener un deseo tan alto siendo tan pequeña. Se fue con su padre de peregrinación a Roma y durante la visita al Santo Padre se arrodilló a sus pies y (aunque no pudiera hablar ni decir nada al Papa) le pidió la gracia de poder entrar...ella lo cuenta en sus memorias:

mirándole con mis ojo bañados en lágrimas le dije: "Santo Padre, tengo que pedirle una gracia muy grande..."[...] "Oh santo Padre, si vos decís que sí, todo el mundo lo verá bien..." me miró fijamente y pronunció estas palabras: "¡vamos..., vamos..., entrará si Dios lo quiere!", La bondad del santo Padre me animó y quise seguir hablando, pero los dos guardias me tocaron amablemente para que me levantara [...] Mi papá sufrió mucho a la salida de la audiencia, viéndome llorar; hizo todo lo que pudo por consolarme, pero en vano...En el fondo del corazón sentía una gran paz, ya que había hecho todo lo que estaba en mis manos para responder a lo que Dios pedía de mí; pero esta paz estaba en el fondo y la amargura llenaba mi alma, pues Jesús callaba.

Los demás no se creen que una niña pueda tener un deseo tan alto, valioso y noble... pero se equivocan, siendo tan joven ya tenía clara su vocación, y perseveró en todas las pruebas, segura de que la voluntad de Dios se iba a cumplir.
Pidamos a Dios la gracia de tener la misma audacia y el mismo coraje de esta pequeña-grande santa para poder llegar a cumplir Su voluntad y que el Señor conceda a todas las personas que tienen vocación la seguridad y la gracia de saber que lo que desean es noble, valioso y es voluntad de Dios!

La Virgen de la Medalla Milagrosa ;-)


El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina:
"Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan".

Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una medalla semejante a esto que estas viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.

El Arzobispo de París permitió fabricar la medalla tal cual había aparecido en la visión, y al poco tiempo empezaron los milagros. (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).

viernes, 18 de septiembre de 2009

"LA ÚLTIMA LECCIÓN" ;-)

Este es el título de un libro, de una verdadera historia de superación... que una vez más nos habla, a gritos, sobre la grandeza humana! Porque no son las circunstancias las importantes, sino la actitud que nosotros tenemos ante esas circunstancias!!!

¿Qué os parece la frase siguiente? Haz click en ella y mírala en tamaño grande.

jueves, 17 de septiembre de 2009

¡MALDITA IMPACIENCIA!, por JM Olaizola, SJ


¿Por qué no me llaman YA? ¿Por qué no me escriben AHORA mismo? ¿Por qué pasan días, o acaso semanas, sin que llegue la respuesta a mis anhelos, cuando la urgencia me muerde? Me siento, en ocasiones, como un animal enjaulado, nervioso, inquieto, desesperado.
Y lo peor es que la jaula tiene algo de irreal, de imposible, de tramposo.

Este mundo en directo nuestro tiene muchas ventajas. La facilidad para estar en contacto constante, a tiempo real, con todo el mundo, da calidad a nuestra vida y multiplica las posibilidades. Acorta las distancias y evita los adioses.
Permite estar siempre en contacto. ¿Cómo era el mundo sin Internet, sin móvil, sin correo electrónico? ¿Cuánto tardaba en llegar una carta? ¿Cómo era tener que localizar a alguien sin presuponer que siempre estamos disponibles? Cuesta acordarse ¡Qué rápido hemos entrado en estas dinámicas de lo inmediato!

Pero la inmediatez puede ser una promesa envenenada. Te acostumbras a tenerlo todo al momento. Y pierdes la costumbre de esperar, o de disfrutar de la memoria de los momentos buenos, porque demasiado pronto vuelves a pensar: “Quiero más”. “Lo quiero ya”. “Lo quiero ahora…” El mismo grito urgente que te impide aceptar con gusto la espera, cuando lo bueno se retrasa. Y el primer agobiado es uno mismo, incapaz de saborear la vida, engulléndola con un ansia que nunca se sacia.

Dice San Pablo que “el amor es paciente…” ¡Ojalá! Uno se siente a menudo impaciente, preso de las prisas, temeroso de los silencios, queriendo marcar los ritmos. Y la incapacidad para atesorar lo vivido es en parte inseguridad, en parte miedo y en parte falta de fe. Pero, en cualquier caso, duele, aprisiona y nos aboca a la tristeza. Creo que uno de los principales caminos hacia la libertad es ir cultivando esa capacidad para gustar despacio las cosas, para agradecer lo vivido o saber esperar lo que está por venir.

Cuesta dejar que se serenen los días. Pero es un aprendizaje muy necesario en este mundo de vértigo e inminencia. Así que, si agobia la urgencia, toca cerrar los ojos, respirar hondo, reírse un poco de la propia fragilidad y desprenderse de las cadenas con algo de estilo, buenas dosis de humor y una pizca de fe. ;-)